28 de septiembre de 2010


Proveniente de la milenaria cultura China nos llega el Feng Shui, ¿geomancia o pseudociencia?; para sus practicantes, está asociado con la activación de energías positivas a la hora de emprender un negocio, estrenar casa, triunfar en el matrimonio o el amor. Para otros, sólo una moda o estilo de “adornar”. Sea cual sea su caso, esta atractiva carga filosófica es una tendencia que está a la orden del día.

Como una guía para el éxito, distracción o “patica de conejo”, esta filosofía trata de entender la conexión entre el ser humano y las energías que lo rodean.

Pero, ¿cómo entenderlo?
Según el conocido astrólogo, Alfonso León, cuando armonizamos las fuerzas de la tierra con las del cielo y la energía particular, atraeremos prosperidad y bienestar. Pero esta magia tiene algunos conceptos y 3 principios básicos: “Todo está vivo, todo está relacionado y todo se transforma”.

El fluido de la energía, el Yin y Yang y la interacción de los elementos (agua, madera, fuego, tierra y metal) son los principales conceptos del Feng Shui. Sobre el primer punto, en su página oficial el arquitecto señala que “todo en el universo es energía y este fluido es la fuente de toda existencia.

El segundo concepto habla de la dualidad del universo expresada en este conocido símbolo. Una lágrima encarna las cualidades: Yin (femenino, suavidad, pasividad, oscuridad, fluido y el lado derecho del cuerpo); y la otra, el Yang (masculino, brillo, dureza, actividad, agresividad y lado izquierdo). De allí que la práctica del Feng Shui incluya siempre un análisis Ying / Yang del espacio de las habitaciones, de las configuraciones del terreno, la luz, sombra y humedad.

Para finalizar, los 5 elementos (agua, madera, fuego, tierra y metal) se relacionan para generar una conexión creativa que proporciona fuerza o poder.




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